Situado en la costa y frente al mar, este piso anhelaba un cambio enfocado a lograr un resultado de ambientación mediterránea. Las tonalidades costeras del contexto, como el color arena y el verde-azul del mar, junto con el diseño minimalista, son las claves para construir un espacio que otorga protagonismo a las vistas privilegiadas de la costa, donde el usuario puede desconectar y relajarse.
El gran ventanal del salón-comedor, que da salida al balcón, es tratado más bien como un enorme cuadro paisajístico, con la idea de transportar al usuario justo a la línea de horizonte entre mar y cielo. El concepto general utilizado como base para generar la distribución de toda la vivienda fue ‘nudo’, que nace de las cuerdas que utilizan las embarcaciones para ‘conectarse’ con el puerto.
De esta manera, nace un espacio diáfano, sublime, fresco y delicado con dos grandes volúmenes diferenciados; día y noche conectados a través del hall-lavabo. Estos dos espacios comparten, además, una chimenea empotrada en el armario que ejerce de separación entre ellos.
Foto: Sandra Rojo